
Quienes habitan en el sector El Rosal, de la Ciudad Pontálida, aseguran que a pesar de vivir en la zona desde hace 20 años, las autoridades regionales y municipales los han dejado en total abandono, ya que el sitio no cuenta con el debido asfaltado ni drenaje de aguas en sus calles, el servicio hídrico es irregular y el alumbrado público deficiente, situaciones que han colocado en riesgo la vida y la seguridad de aquellos que viven en el lugar
Fallas en los servicios de agua y luz, inexistencia de un sistema de drenaje, tuberías en mal estado y una vialidad completamente dañada se han convertido en un problema constante con el cual deben convivir los habitantes del sector El Rosal, ubicado en el municipio Junín del estado Táchira.
La comunidad de El Rosal está integrada por 700 familias, cuenta con más de dos mil habitantes y fue constituida hace 20 años. Los vecinos del sector aseguran que desde su fundación han solicitado a las diferentes autoridades regionales y municipales la construcción de drenajes de aguas en las calles del sector, a fin de que se evite el estancamiento de barro y aguas servidas, provenientes de las lluvias y de otras áreas, en este lugar; así mismo han exigido en reiteradas ocasiones el asfaltado de todo el sitio, ya que la mayoría de las calles son de tierra y solo en unas pocas han procedido a tapar los huecos con brea, sin embargo éstas se encuentran en mal estado por la cantidad de agua que día a día fluye por las vías.
Máryuri García, vecina del lugar, informó que se les ordenó elaborar un proyecto de drenaje para poder asfaltar El Rosal, luego de introducir el planteamiento en el Consejo Federal de Gobierno, hace un año, el mismo fue rechazado alegando que «tenía un valor de ejecución muy elevado y debían actualizar los costos y hasta el momento no nos han dado respuestas; en todas las calles de El Rosal hay huecos; a nosotros nos tienen en abandono, hemos llevado oficios a la Gobernación, al Consejo Federal de Gobierno, al Instituto para el Poder Comunal del Estado Táchira y lo único que dicen es que tenemos que esperar, pero ya llevamos años esperando y nada».
Eustoquio Carrero, residente de El Rosal, afirma que aunado a esta problemática se presentan deficiencias en el servicio de aguas blancas, ya que solo son surtidos día por medio durante dos horas, debido a que se cuenta «con un tanque de agua para abastecer a ocho comunidades, entre ellas El Rosal; el tanque debe ser llenado por medio de un bombeo previo y en la actualidad, de las tres motobombas que hay en la zona, nada más funciona una y esto ha agravado los inconvenientes con el suministro».
Por otra parte, García acotó que durante las noches se presentan fallas en el servicio energético, mientras que en otras zonas aledañas no ocurren estos hechos. Los vecinos aseveran que durante las noches las calles están a oscuras lo cual contribuye con el aumento de la inseguridad; en este sentido, Leonardo Peñuela, residenciado en el sector, agregó que «hay una parte, llamada Los Médanos, que no cuenta con luz y las personas van allí para ingerir licor y tener actos lascivos».
Ante esta situación los vecinos exigen la presencia del ejecutivo regional, José Gregorio Vielma Mora, y en especial la de la alcaldesa del municipio Junín, Mercedes Chapeta, a quien la vecina Zaida Ramírez, le exige que «por favor se acuerde que existe El Rosal; nosotros también somos seres humanos, a quienes mantiene pisando barro mientras ella solo pisa en lo bonito; pase por El Rosal junto al gobernador, alcaldesa; acuérdese que existimos. Si usted quiere voticos acérquese a El Rosal y solucione estos problemas. Usted le dice al gobernador que este sector está muy bonito pero venga y camine por las calles, para que vea que se cunde de barrito y no le va a gustar».
Tragedia a la vista
Eustoquio Carrero, habitante de El Rosal, afirma que hay una tubería que mide alrededor de 14 pulgadas de diámetro que surte de agua la comunidad de Las Quirachas, y atraviesa 200 metros de El Rosal. Ésta, debido al deterioro causado por muchos años de uso, se encuentra desgastada y a cada rato se rompe, y a pesar de que las autoridades lo han reparado el problema persiste. Carrero insiste en que si este problema no se atiende oportunamente y de un modo adecuado, podría ocurrir una tragedia similar a la que aconteció en el barrio Marco Tulio, en el cual un tubo estalló causando la muerte a dos infantes. La residente Máryuri García relató que, en una ocasión, una niña casi se ahoga en una tubería, que habían dejado destapada.
Fuente: diariodelosandes.com