Consagran altar y templo parroquial San José de Bramón

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En la celebración participaron sacerdotes del clero diocesano, autoridades civiles del municipio Junín y feligreses de esta parroquia y de parroquias cercanas.
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El pasado domingo 10 de noviembre en Bramón, municipio Junín del estado Táchira, el pastor diocesano Mons. Mario del Valle Moronta consagró el templo y el altar, depositando debajo del mismo la reliquia de San Heliodoro, obispo y mártir.

El templo parroquial fue consagrado a propósito de su reacondicionamiento, quedando la infraestructura con: 46 metros de largo y 12 metros de ancho. En él fueron instaladas 12 columnas decorativas, se creó la cúpula, el presbiterio, el altar y el bautisterio, juntamente con el campanario, un porche para el coro y el acondicionamiento de la electricidad.

En preparación se realizaron diferentes asambleas comunitarias durante los días cercanos a este gran acontecimiento, tal como lo indica el Pontifical Romano.

En la celebración participaron sacerdotes del clero diocesano, autoridades civiles del municipio Junín y feligreses de esta parroquia y de parroquias cercanas.

En su homilía, Mons. Mario Moronta resaltó la importancia de este trabajo expresando que el templo pasó “de ser la capillita de una aldea a un templo parroquial”.

Explico que la consagración recuerda que “todo cristiano bautizado es consagrado por el Bautismo hecho templo del Espíritu Santo”.

El prelado instó a seguir trabajando por esta obra de Dios que consiste en el templo, la casa parroquial y diferentes espacios para la formación.

Reliquia de San Heliodoro, obispo y mártir

Con respecto a la reliquia, se depositó en el altar un fragmento de un hueso de san Heliodoro, santo que nació en Dalmacia, a mediados del siglo IV, de familia noble.

Heliodoro fue a Italia a perfeccionarse en los estudios, y de ahí pasó a Aquileya, en el Véneto, donde conoció a san Jerónimo, con quien desarrolló gran amistad.

Como él, natural de Dalmacia, acompaña al bíblico doctor en sus correrías por Jerusalén y Belén, viviendo como anacoreta en el desierto de Judea; ambos dedicados al estudio y a la traducción de los textos sagrados.

Al conocer la muerte de su hermano, Heliodoro retorna a Italia donde cuida de su familia e instruye a su pequeño sobrino en la vida cristiana. San Jerónimo le advierte de los peligros del dinero y las riquezas, si acepta la herencia paterna y conculca el voto de pobreza; pero los temores eran infundados: la caridad de Heliodoro es mayor que sus muchos bienes; asegurado el digno sustento de sus familiares lo demás tiene como únicos dueños a los pobres. La comunidad de Aquileya le elige obispo y Heliodoro resulta un campeón de la verdad y de la interpretación bíblica en contra de tanta herejía, junto a san Ambrosio de Milán o a su entrañable Jerónimo.

Murió un 3 de julio. San Jerónimo le dedicó, además de dos cartas, la traducción latina de los libros de Salomón. El año 697 el obispo Deusdedit trasladó los restos del santo a la iglesia de Santa María de Torcello.

Fuente: diariocatolico.net

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