“Tenía un carisma natural, que le brotaba por los poros, atraía gente como nadie. Salía de uno de los momentos críticos que tuvo en su vida, llegó por San Antonio del Táchira y lo estábamos esperando en el Rodeo, fue una avalancha humana desde el Rodeo hasta el centro de Rubio, ese era Carlos Andrés Pérez”
Cuando Francisco Padilla se refiere a Carlos Andrés Pérez, describe al ser humano que conoció muy de cerca, al amigo entrañable de su padre, Pedro Padilla Hurtado, al hombre sencillo que aun cuando gobernaba un país, se alojaba en su casa para disfrutar la hospitalidad que allí le brindaban.
–Carlos Andrés Pérez fue un enamorado de su pueblo. Acuñó una frase que me parecía interesante y era que el clima de Rubio era un clima benigno. A él le encantaba venir a este lugar donde recordaba su juventud. Siempre apegado al café, a la montaña, a los paisajes.
Al rubiense sobresaliente que en dos oportunidades ocupó la Presidencia de la República, lo retrata como una persona que se podía dividir en varias etapas:
–El que conocí originalmente era una persona más pura, después cuando tuvo aduladores a su lado, lo transformaron un poco, pero el Carlos Andrés que conocí al principio era muy campechano, muy dado con la gente, un gran amigo de mi papá, su compadre. Ambos estuvieron en el exterior durante la resistencia. A pesar que tenía familia aquí, se alojaba en la casa de mi papá. Eran incondicionales”.
Su papá, de quien heredó la vocación por la medicina, estuvo vinculado a la política desde su juventud; en 1946, formó parte de quienes redactaron la Constitución de la República de Venezuela y a través de los años se mantuvo en contacto con numerosos políticos del acontecer nacional. Sin olvidar jamás, trabajar por el bienestar del pueblo que lo acogió con afecto y donde sembró sus raíces familiares.
–Un amigo como él era difícil de encontrar. Tenía una memoria visual extraordinaria; si llegaba una viejita a la casa la saludaba por su nombre, se acordaba de todos. Era muy disciplinado, se levantaba y se acostaba temprano. Mi papá lo invitaba a tomarse unos palitos, y el solo se tomaba dos o tres. Al día siguiente de esa ocasión, muy temprano entré a la habitación y mientras se afeitaba leía el discurso que iba a dar, revisando las cifras y todos los datos. Era extremadamente disciplinado y metódico.
Fuera de serie
El doctor Francisco Padilla dice que en su época de estudiante univesitario, algunas veces adversaba a Carlos Andrés Pérez, sin dejar de manifestar su admiración por él.
–Aunque algunas veces lo adversaba un poco, porque al principio tenía una ideología de estudiante universitario, siempre lo consideré un demócrata cabal, a toda prueba y respetuoso de las instituciones, la ley, el prójimo. Fue muy apegado a la ley, a las normas institucionales, incluso él se deja juzgar a pesar de tener todo el poder, porque creía en la democracia y terminó sus días como un buen ciudadano demócrata. Ese es uno de los méritos que más admiro en él.
Lo cataloga como un hombre progresista pero demasiado confiado, un rasgo de su personalidad que no lo favoreció.
–Confiaba mucho en la gente, tal vez demasiado, y eso lo perjudicó. Pues muchas personas que se fueron colando, después le hicieron daño. Pero fue un hombre de avanzada, de una visión de futuro excepcional, con ideas muy claras, contundentes. Un ser humano fuera de serie, aunque tenía fama de ser policía, por ser un ministro de relaciones interiores fuerte; no tenía miedo a nada, era valiente, contundente, de los pocos que por un ideal se entregaba. Sus méritos eran muchos.
La democracia, el mayor aporte
“Su mayor aporte fue la democracia, la manera como se entregó para que lo juzgaran, teniendo todo el poder, eso fue un ejemplo de rectitud. Podía haber huido y no lo hizo. Como ser humano tenía sus errores, separarse de doña Blanca, fue uno de ellos”.
Está convencido que su plan de gobierno era acertado y beneficioso para el país, lo que se truncó con los sucesos posteriores.
— Su visión era muy grande, sabía tanto de Guasdualito como de Rubio o Tucupita, cuáles eran sus problemas y cómo solucionarlos. Tenía una gran capacidad de análisis, de ver las cosas como iban a suceder, porque era un político muy experimentado, muy ducho, una persona que nace para ser político. Pienso que iba muy bien encaminado, lamentablemente le dieron el golpe de estado, pero Venezuela iba hacia un progreso seguro.
Considera que muchos factores coincidieron en su contra, algunos propiciados por personas en las que confiaba.
–Los mismos dirigentes de Acción Democrática lo engañaron. La carretera Rubio -San Cristóbal se la disputaban grupos económicos que querían que pasara por sus tierras, y nunca se hizo. Igual sucedió con el acueducto para su pueblo natal.
“La historia debe juzgar”
Controversial, querido por muchos, odiado por otros, en la proximidad de su centenario, la mirada se vuelve hacia el ex Presidente Pérez.
–Cuando se convierte en un líder internacional, lo hace porque tenía una visión extraordinaria de lo que era el mundo, de ayudar a otros países, así lo hizo con Nicaragua, Argentina, Colombia, Perú y otras naciones. Lo hizo de manera desinteresada, y eso le valió el respeto de los mandatarios del mundo entero.
En el presente, cuando han surgido a la luz nuevos detalles de los hechos que lo rodearon durante su truncado segundo periodo de gobierno, también aparecen las dudas sobre lo que realmente sucedió.
–La historia lo debe juzgar como lo está haciendo hoy en día, cuando mucha gente ha abierto los ojos y muchos de sus adversarios, que fueron en su época de otros partidos políticos hoy lo respetan y lo veneran.
Francisco Padilla recuerda a su padre junto a su amigo y compadre. En la cotidianidad y la simpleza de la vida. Ejemplo de humanidad sin investidura.
–Él fue una persona tranquila, se montaba en el carro con mi papá y salían a dar una vuelta sin escolta, como un ciudadano común. Era admirable, tal vez un poquito arrogante por su condición, pero la historia está a su favor y eso es lo más importante.